Se recibe el encargo de construir unas oficinas representativas de una gran multinacional dedicada a la importación y exportación de materias primas. La parcela se sitúa en el núcleo del puerto industrial de Gijón, frente a la torre de control.
El edificio, de una planta, se eleva sobre un zócalo de rampas, escaleras y jardineras, culminando con un gran alero en voladizo. Estas estrategias compositivas realzan el edificio y lo distinguen frente a los que lo rodean. Los grandes paños de vidrio, la pureza del hormigón blanco y las letras corporativas de la compañía ponen broche final al conjunto.
Interiormente el espacio es diáfano, abierto y cargado de luz, la cual pasa de una estancia a otra gracias a los sistemas de mamparas especialmente diseñadas para el edificio. La sede cuenta con los más modernos sistemas de domótica y control al servicio de un mobiliario cuidadosamente escogido.